Bruno era un niño
de 9 años que vivía en Berlín y un día vio a María, su criada, haciendo sus
maletas. Él no entendía nada y su madre le explicó que se mudaban a Auschwitz porque su padre, militar, era destinado para un trabajo
allí.
Bruno al
principio se sentía solo y echaba de menos su espaciosa casa de Berlín hasta
que conoce a Shamuel, un niño de su misma edad, judío que vive con muchos otros
en una especie de “jaula”, todos los días se dedican a hablar de sus vidas y se
hacen realmente amigos. Un día Shamuel le cuenta que él y su madre no son
capaces de encontrar a su queridísimo
padre, relojero de oficio y Bruno se hace el valiente y dice que entrará y lo
encontrará.
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